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Las Penas del Infierno Reveladas por Jesús a Sor Faustina
Diario de Sor Faustina.
“Hoy, fui llevada por un ángel a los abismos del infierno.
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¡Es un lugar de gran tortura, cómo asombrosamente grande y extenso!”
“Los demonios estaban llenos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios”.
Los tipos de torturas que vió:
-la primer tortura del infierno es la pérdida de Dios;
-la segunda es el remordimiento perpetuo de la conciencia;
-la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
-la cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla, un sufrimiento terrible, ya que es un fuego completamente espiritual, encendido por la ira de Dios;
-la quinta es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante, pero a pesar de la oscuridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros, su propia alma y la de los demás;
-la sexta es la compañía constante de satanás;
-la séptima es la horrible desesperación, el odio a Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias.
El Heresiarca Bergoglio niega la pena de Sentido del Dogma del Infierno: “La condenación eterna no es una sala de tortura»
Mateo, 13 42. y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Sor Faustina: Hay torturas especiales destinadas para las almas en particular.
Estos son los tormentos de los sentidos.
Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la manera en que ha pecado.
Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra.
“Me habría muerto con la simple visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido.
Que el pecador sepa que va a ser torturado por toda la eternidad, en esos sentidos que fueron usados para pecar”.
“Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay infierno.
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O que nadie ha estado allí, y por lo tanto nadie puede decir que no sabe”.
Comprobamos nuevamente que la herejía bergogliana es incompatible con el catolicismo.
Los hermanos católicos que aceptan a Bergoglio como papa han rechazado creerle a Jesucristo y van por el camino de la perdición eterna.
Negar algún dogma significa negar la misma fe, pues supone negar la autoridad de Dios, que lo ha revelado.
He observado una cosa: la mayor parte de las almas que allí están son las que no creían que el infierno existe. Cuando volví en mí no pude reponerme del espanto, qué terriblemente sufren allí las almas.
Laicos Unidos en Cristo 