Alocución a una delegación de budistas tailandeses el 17/06/2022:
" (...) En un momento en que la familia humana y el Planeta enfrentan múltiples amenazas, el diálogo amistoso y la estrecha colaboración son aún más necesarios. Desafortunadamente, de todos lados escuchamos el grito de una humanidad herida y una Tierra desgarrada.Buda y Jesús entendieron la necesidad de superar el egoísmo que genera conflicto y violencia. El Dhammapada resume así las enseñanzas de Buda: "Evita el mal, cultiva el bien y purifica tu mente: esta es la enseñanza de Buda" (Dph 183). Jesús dijo a sus discípulos: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, así también os amáis unos a otros" (Jn 13,34). Es nuestra tarea hoyllevar a nuestros respectivos fieles a un sentido más vivo de la verdad de que todos somos hermanos y hermanas. Y eso implica que debemostrabajar juntospara cultivar la compasión y la hospitalidad hacia todos los seres humanos, especialmente hacia los pobres y marginados."
No es mi deseo escandalizar a nadie, y lamento decir que esta actitud naturalista e indiferentista no es un problema específico de Bergoglio, sino que se debe al modernismo infiltrado en los documentos del CVII (ecumenismo, libertad religiosa, diálogo interreligioso, adaptación al mundo moderno, eclesiología latitudinarista, etc.), y que todos los "papas conciliares" la han practicado y promovido abiertamente: pensemos en las múltiples reuniones interreligiosas por la paz en Asís, convocadas regularmente desde 1986. Un ejemplo de 1988:
“Finalizando, recordaría tres campos donde me parece que la Europa integrada del mañana, abierta hacia el Este del continente, generosa hacia el otro hemisferio, tendría que retomar un papel de faro en la civilización mundial:
Primero, reconciliar al hombre con la creación, cuidando de preservar la integridad de la naturaleza, su fauna y su flora, su aire y sus aguas, sus sutiles equilibrios, sus recursos limitados, su belleza que alaba la gloria del Creador.
Seguidamente, reconciliar al hombre con sus semejantes, aceptándose los unos a los otros entre europeos de diversas tradiciones culturales o escuelas de pensamiento, siendo acogedores para con el extranjero y el refugiado, abriéndose a las riquezas espirituales de los pueblos de los otros continentes.
Finalmente, reconciliar al hombre consigo mismo: sí, trabajar por reconstruir una visión integrada y completa del hombre y del mundo, frente a las culturas de la desconfianza y de la deshumanización, una visión en la cual la ciencia, la capacidad técnica y el arte no excluyan, sino que reclamen la fe en Dios.”